Buenas prácticas para mejorar nuestras finanzas

Hábitos financieros, tal vez has escuchado esta frase, o tal vez no. Hoy revisaremos un poco más sobre este importante tema relacionado directamente con nuestro bienestar financiero. ¡Empecemos!
¡El otro mes ahorro! ¡Lo tuve que comprar estaba de oferta! ¡Lo pago en cuotas! posiblemente hemos escuchado (o dicho) estas frases en más de una ocasión, son expresiones que se repiten una y otra vez como en "automático", una respuesta aprendida por el entorno o influenciada por el marketing de consumo, que con el paso del tiempo pasan a formar parte de nuestro comportamiento o cultura financiera.
A lo largo de nuestra vida, nos relacionamos con el dinero y construimos hábitos financieros. Estos son parte esencial para reconocer e identificar los motivos de nuestra tranquilidad financiera o nuestros problemas constantes con el dinero.
Entender que estos comportamientos aprendidos afectan nuestras finanzas personales es el primer paso para empezar a mejorar como parte de nuestra educación financiera.
Empecemos por el principio.
¿Qué son los hábitos?
Los hábitos son todos los comportamientos, pensamientos y emociones que nuestro cerebro ha aprendido, tomando en cuenta también que son escurridizos debido a que se dan de manera automática e inconsciente, activándose antes de que te detengas a pensar en cómo te pueden ayudar o cómo te metieron en un problema financiero.
Ok, ya sabemos qué son los hábitos pero,
¿Cómo se forman los hábitos financieros?
¡Pues, simple! Haciendo algo una y otra vez, es decir, a través de repeticiones pero además, también se forman a través de referencias. Nuestra primera referencia es nuestro círculo más cercano, es decir, nuestros padres o hermanos.
Uno de los primeros hábitos que formamos es el de los gastos. Muchos nos iniciamos en el uso del dinero con las propinas que nos daban nuestros padres para gastar en el colegio. Esas fueron nuestras primeras decisiones financieras, aprendimos que solo podemos gastar lo que recibimos; no podemos gastar más. Esta costumbre es buena, pero casi siempre se va perdiendo a medida que crecemos, obtenemos mayores ingresos o accedemos al crédito, es entonces cuando creamos otro hábito: el de endeudarnos constantemente.
Los hábitos financieros más profundos empezaron a formarse cuando éramos niños o adolescentes dentro de la economía doméstica. En casa, alguna vez, escuchaste frases como “No alcanza”, “No es fácil conseguir dinero para la casa”, “Tú no entiendes qué es trabajar”, “Me sacrifico para conseguirlo”, Etc. Estas frases generan una relación de escasez con el dinero y sin notarlo se quedan en nuestro inconsciente.
Es importante revisar qué hay detrás de cada decisión que tomamos para el uso de nuestro dinero, sobre todo cuando existe algún conflicto entre lo que deseamos hacer y lo que terminamos realizando. Es el caso de aquella persona que sabe que ya excedió su capacidad de pago, quiere salir de sus deudas pero continúa haciendo compras innecesarias, alargando así su malestar no sólo financiero, sino también emocional.
Entonces, ¿solo existen los malos hábitos financieros? No, tranquilo, ahora lo explico.
Tipos de hábitos financieros
Existen hábitos financieros buenos y malos. Su clasificación depende de los impactos positivos o negativos en nuestro bienestar integral, salud, amor y dinero.
Podemos clasificarlos en cinco tipos:
- Hábitos de gastos
- Hábitos de ingresos
- Hábitos de deuda
- Hábitos de ahorro
- Hábitos de inversión
Probablemente seamos unos expertos en generar hábitos de gasto y deuda, como hemos observado en los párrafos anteriores, pero no somos tan buenos en los de inversión, ahorro y de diversificación de ingresos.
Recuerda, nunca es tarde para empezar, y qué mejor que hacerlo para obtener nuestra tranquilidad financiera.
Entender y conocer nuestros hábitos financieros nos ayudará a reconocer la relación que hemos creado con el dinero, ya sea de abundancia o de escasez.
En mi opinión, abundancia no siempre significa tener grandes cifras en la cuenta bancaria, poseer propiedades o varios negocios; ser abundante significa sentirte en paz y en gratitud contigo mismo. ¡Recuerda que la definición la pones tú!